El próximo partido entre Monza y Milan no es solo un encuentro entre dos clubes, sino un reencuentro entre dos almas que han tejido la historia del fútbol italiano. Una historia que se remonta a 1979, cuando dos hombres, con sueños y ambiciones por igual, se encontraron en una cena en Arcore. Adriano Galliani, entonces un joven empresario, y Silvio Berlusconi, un magnate con visiones inmensas, cruzaron sus caminos, un encuentro que marcaría el destino de ambos.
“Yo era un emprendedor, dirigiendo mi empresa Elettronica Industriale”, recuerda Galliani, con una nostalgia que solo el paso del tiempo puede generar. “Mi secretaria me informó que Silvio Berlusconi, a quien no conocía, me había invitado a cenar. Le dije que aceptara de inmediato. Estaba casi en Siena cuando di la vuelta al coche y volví a Brianza”.
Esa noche, en la atmósfera cálida de Arcore, nació una amistad que trasciendería el ámbito empresarial. Berlusconi, con su visión estratégica y su pasión por el fútbol, vio en Galliani un aliado perfecto. “Él será siempre la persona que cambió mi vida, mi mentor”, confiesa Galliani con una emoción palpable. “Era amable y generoso”.
El encuentro en Arcore no solo forjó una amistad, sino que sentó las bases para una serie de éxitos en el mundo del fútbol. “La mayor victoria ha sido hacer que se enamorara de Monza”, menciona Galliani, con una sonrisa que revela la satisfacción de haber logrado algo extraordinario.
Galliani describe con detalles vívidos cómo Berlusconi, con una claridad asombrosa, le reveló sus planes para crear tres cadenas de televisión nacionales. “Me preguntó si mi empresa podía ayudar con este proyecto. Dije que sí. Sin saber nada sobre mi empresa, me ofreció comprar el 50% de Elettronica Industriale: ‘Dime el precio’. Ese apretón de manos comenzó nuestra aventura”.
La admiración de Galliani por Berlusconi es evidente en cada palabra. “Tenía una capacidad increíble para motivarte. Cuando lo visitaba en Arcore, entraba y salía volando”, confiesa, con un brillo en sus ojos que recuerda la intensidad de esos momentos.
La pasión de Berlusconi por el fútbol, un fuego que ardía en su interior desde siempre, se extendió hasta Galliani. “¡Era un fanático del Milan!”, revela Galliani, contando cómo Berlusconi recitaba las alineaciones del Milan de la década de los 60 con una pasión contagiosa. “Hablamos sobre Gre-No-Li”. Y no solo eso: “En 1981, durante el Mundialito de Clubes que se celebró en Milán, él pagó el salario de Johan Cruyff para que jugara con el Milan antes de que se convirtiera en el propietario”.
Su vínculo, más allá de la sociedad, se convirtió en una sinergia que transformó el fútbol italiano. Galliani, un maestro de las negociaciones y un visionario en el ámbito deportivo, encontró en Berlusconi un compañero ideal para materializar sus ambiciones. “Lo consideraba como Fausto Coppi, un hombre solo en la cima. Yo era su gregario; de vez en cuando ganaba una clásica”, compara Galliani, con una humildad que contrasta con su éxito.
Cuando se le pregunta si alguna vez enojó a Berlusconi, Galliani responde con una sonrisa: “Tal vez cuando retiré al equipo en Marsella. Pero nunca me lo dijo”.
El próximo encuentro entre Monza y Milan se presenta como un momento especial para Galliani. “Será un partido emotivo. He invitado a Paolo Scaroni, Giorgio Furlani y a Zlatan Ibrahimovic a cenar en el estadio antes del partido para un risotto alla… monzese”.
La emoción de la victoria del año pasado sigue viva en su memoria. “No vi la segunda mitad por la emoción. Fui a casa de mi hermana; nos encerramos en la cocina tomando té caliente”.
Galliani reconoce los desafíos de la temporada actual, pero mantiene su optimismo. “Ha sido un poco difícil; es normal cuando cambias de entrenador. Necesitamos tiempo para asimilar las nuevas ideas. Además, hemos tenido muchas lesiones. Tendremos que luchar, pero creo que nuestro equipo es mejor que varios competidores directos”.
Su confianza en el entrenador Nesta es inquebrantable. “El entrenador nunca ha estado en peligro; nadie ha pensado en despedirlo”. Galliani cree que lograr una tercera supervivencia consecutiva en la Serie A sería “una obra maestra”.
La progresión de Daniel Maldini es motivo de orgullo para él. “Técnica y físicamente tiene todo; solo necesita un poco más de agresividad. Lo quería de vuelta en Monza; él también lo quería a pesar de tener dos clubes de la parte izquierda de la tabla interesados en él”.
Sobre la posibilidad de una inversión de Gamco en Monza, Galliani comenta: “De momento no ha habido ninguna oferta después de su expresión de interés. Fininvest sigue apoyando al club”.
ante la pregunta de si podría traer de vuelta a Mario Balotelli a Monza, Galliani responde con humor: “Ejerceré mi derecho a guardar silencio”.
La historia de Galliani y Berlusconi, un ejemplo de amistad y colaboración, ha dejado una huella imborrable en el fútbol italiano. Su vínculo, una sinergia que ha traspasado los límites del campo, ha escrito capítulos inolvidables en la historia del fútbol italiano. ¡Sigue FutbolItalia para más información sobre el calcio de la Serie A y el fútbol italiano!